Millones de niños y niñas de la generación EGB aprendimos a leer gracias a los libros de Micho, de la Editorial Bruño, un sencillo pero efectivo método de lectura castellana. Aunque haya quien no lo crea, el universo de los libros de texto también tiene un público interesado en ellos. Quién iba a decirnos que este tipo de libros, con el paso de los años, se convertirían en artículos de colección muy buscados. Evidentemente, no todos cuentan con el mismo interés por parte de coleccionistas y nostálgicos.
Muchos de estos libros acabaron en muy mal estado debido a su continua utilización por parte de los escolares o, directamente, en la basura. Por eso, quien conserve algún ejemplar, guarda un pequeño tesoro. Yo sí conservo el mío del año 1988 y también una edición de 1995 que conseguí posteriormente. Aquí muestro las portadas y las páginas con los personajes (eso sí, oportunamente editadas, para que luzcan bien, ya que, tanto uno como otro, acusan signos de uso y paso del tiempo). Resulta interesante ver cómo ha cambiado el trazo del dibujo de uno a otro.
Muchos de estos libros acabaron en muy mal estado debido a su continua utilización por parte de los escolares o, directamente, en la basura. Por eso, quien conserve algún ejemplar, guarda un pequeño tesoro. Yo sí conservo el mío del año 1988 y también una edición de 1995 que conseguí posteriormente. Aquí muestro las portadas y las páginas con los personajes (eso sí, oportunamente editadas, para que luzcan bien, ya que, tanto uno como otro, acusan signos de uso y paso del tiempo). Resulta interesante ver cómo ha cambiado el trazo del dibujo de uno a otro.
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