De niño, nunca tuve a Stinkor, el maestro diabólico de los olores. Recuerdo que un compañero de preescolar lo tenía y, cuando olí el muñeco, aquel perfume me cautivó. Desde aquel momento, nunca se me olvidó. Se trata de aroma o esencia de pachuli y tengo que decir que fue todo un acierto por parte de Mattel añadir esta característica al juguete. Fabricado en 1986 y perteneciente a la cuarte serie española (1987) de los Masters del Universo, el blíster que aquí muestro todavía desprende ese maravilloso y nostálgico olor. La pena es que, como suele suceder con esta y con otras figuras de la colección, las dichosas gomas que unen las piernas se han roto, de ahí que, en cualquier momento, las piernas se caigan del todo.
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