He comentado en varias ocasiones que algo en lo que me fijo especialmente cuando me interesa un determinado artículo es el concepto como tal, es decir, la esencia de esa pieza, el porqué de su creación.
Como ya hiciera con el llavero de Saddam Hussein (también escrito Sadam Huseín) mostrado en esta entrada del blog, ahora comparto un llavero de Osama Bin Laden. Originalmente, en su interior traía una especie de masilla siliconada translúcida, la cual, al apretar la cabeza, le salía por los ojos para luego volver a su interior. Además, incluía un mecanismo electrónico con un altavoz, por el cual se escucharía alguna frase o palabra al pulsar el correspondiente botón.
La cuestión es que para limpiarlo bien decidí eliminar tanto lo uno como lo otro, ya que el mecanismo no funcionaba y la masilla se había vuelto pegajosa y desagradable.
Como ya hiciera con el llavero de Saddam Hussein (también escrito Sadam Huseín) mostrado en esta entrada del blog, ahora comparto un llavero de Osama Bin Laden. Originalmente, en su interior traía una especie de masilla siliconada translúcida, la cual, al apretar la cabeza, le salía por los ojos para luego volver a su interior. Además, incluía un mecanismo electrónico con un altavoz, por el cual se escucharía alguna frase o palabra al pulsar el correspondiente botón.
La cuestión es que para limpiarlo bien decidí eliminar tanto lo uno como lo otro, ya que el mecanismo no funcionaba y la masilla se había vuelto pegajosa y desagradable.
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